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EXPOSICIÓ: "NOMDEDEU. MOONWALKER" A LA GALERIA N2 BCN
Recomanem l'exposició "Nomdedeu. Moonwalker" que tindrà lloc a la Galeria N2 de Barcelona, del 14 de març al 18 d'abril de 2019
GESTO Y COLOR EN LA OBRA DE NOMDEDEU por Victoria Combalía
“Ahora que ha vuelto la pintura a la escena internacional de gran calado, miramos con otros ojos las reinterpretaciones de todo tipo de abstracción. Vuelven a aparecer abstracciones geométricas, gestuales, líricas, monocromáticas, y surgen como revisiones de aquellos antecedentes de los grandes autores abstractos del siglo XX. La abstracción gestual posee una larga tradición y no sería descabellado recuperar un texto del surrealista José Pierre hablando de sus orígenes y antecedentes, que cifra los primeros dibujos automáticos en Víctor Hugo, pasa por la abstracción de Kandinsky, llega a Masson y Miró y desemboca en Pollock y su dripping. Porque pintura gestual y automatismo no son sinónimos, aunque pueden ir de la mano en muchos casos, como es el de Ricardo Nomdedeu. Sus obras se producen muy espontáneamente, aunque estudia los colores de su paleta, posee una técnica muy personal para llegar a sus formas, pero el proceso es rápido y en él tiene un papel predominante el azar. Nomdedeu nos mostró en su primera gran exposición en N2, hará tres años, unas evocaciones vegetales hechas de manchas y goteos. Ahora, con la madurez que ha dado el paso del tiempo, sigue en una línea similar pero con una mayor sutileza y un mayor dominio de sus recursos técnicos. Unas manchas más compactas, de colores fuertes como el rojo, verde o negro aparecen súbitamente fragmentadas por un reguero de pintura completamente diluida como si una lluvia fatal quisiera arrasar la vegetación del jardín, o como si la viéramos a través de un cristal completamente empapado en agua. Hay algo delicuescente en alguna de estas telas y sin embargo, también son vitales: me recuerdan las pinturas simbolistas de finales del siglo XIX, con sus motivos florales y sus evocaciones de muerte y renacimiento. En otras composiciones las manchas son danzarinas, evocan ritmos abstractos, y el espectador no puede dejar de sentir en él evocaciones concretas: luces, reflejos acuáticos, saltos de agua, pero también telas estampadas gastadas por el tiempo, fragmentos de pared. Una única tela monocromática roja parece enunciar una nueva etapa, un salto a una mayor dificultad. Es una tela densa y dramática, y por tanto, aun habremos de ver mayores sorpresas en el trabajo de este pintor nato.
GESTO Y COLOR EN LA OBRA DE NOMDEDEU por Victoria Combalía
“Ahora que ha vuelto la pintura a la escena internacional de gran calado, miramos con otros ojos las reinterpretaciones de todo tipo de abstracción. Vuelven a aparecer abstracciones geométricas, gestuales, líricas, monocromáticas, y surgen como revisiones de aquellos antecedentes de los grandes autores abstractos del siglo XX. La abstracción gestual posee una larga tradición y no sería descabellado recuperar un texto del surrealista José Pierre hablando de sus orígenes y antecedentes, que cifra los primeros dibujos automáticos en Víctor Hugo, pasa por la abstracción de Kandinsky, llega a Masson y Miró y desemboca en Pollock y su dripping. Porque pintura gestual y automatismo no son sinónimos, aunque pueden ir de la mano en muchos casos, como es el de Ricardo Nomdedeu. Sus obras se producen muy espontáneamente, aunque estudia los colores de su paleta, posee una técnica muy personal para llegar a sus formas, pero el proceso es rápido y en él tiene un papel predominante el azar. Nomdedeu nos mostró en su primera gran exposición en N2, hará tres años, unas evocaciones vegetales hechas de manchas y goteos. Ahora, con la madurez que ha dado el paso del tiempo, sigue en una línea similar pero con una mayor sutileza y un mayor dominio de sus recursos técnicos. Unas manchas más compactas, de colores fuertes como el rojo, verde o negro aparecen súbitamente fragmentadas por un reguero de pintura completamente diluida como si una lluvia fatal quisiera arrasar la vegetación del jardín, o como si la viéramos a través de un cristal completamente empapado en agua. Hay algo delicuescente en alguna de estas telas y sin embargo, también son vitales: me recuerdan las pinturas simbolistas de finales del siglo XIX, con sus motivos florales y sus evocaciones de muerte y renacimiento. En otras composiciones las manchas son danzarinas, evocan ritmos abstractos, y el espectador no puede dejar de sentir en él evocaciones concretas: luces, reflejos acuáticos, saltos de agua, pero también telas estampadas gastadas por el tiempo, fragmentos de pared. Una única tela monocromática roja parece enunciar una nueva etapa, un salto a una mayor dificultad. Es una tela densa y dramática, y por tanto, aun habremos de ver mayores sorpresas en el trabajo de este pintor nato.
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Galeries d'art